Esta entrada me la ha dejado escrita mi hija Ornella, alias “la mayor”, para desearme suerte con mi blog.
Desde que tengo uso de razón tengo asociados los aromas, los sabores, a los momentos claves y especiales de mi vida, no voy a negar que muchos llevan a mis abuelas, pero sobre todo y ante todo a mi madre , Beatriz.
Creo que cuando nacemos nuestro alma viene con una serie de ¨Dones ¨, regalos del universo destinados a desarrollarse con los años. A veces los descubrimos a una avanzada edad, otras desde edades tempranas las vamos desarrollando. Como si fuese algo que no necesitamos aprender, solo sentir y llevar a la práctica.
Así es mi madre entre sus fogones , delicadeza y sentimiento en estado puro, una mezcla de sabores y creatividad que hace que todo el que se sienta en su mesa , nunca olvide esos momentos, que no solo son importantes por la magia de sus platos, si no por su compañía , su manera de vivir las cosas y su alegría , otro ¨Don ¨ que la vida no le ha debilitado , ni un poquito , incluso cuando las cosas no han sido fáciles.
Si me remonto a mis primeros recuerdos, mis primeros amigos, mis primeras fiestas de cumpleaños, en todas esas imágenes está asociada mi Madre, preparando esas fiestas llenas de sorpresas, de colores, comida rica , música , alegría.
No voy a entrar en detalles de sus suculentos platos, de los que a mí personalmente me dejan sin sentido, porque tú si ahora mismo me estás leyendo, necesitarías horas para hacerlo, y acabarías babeando.
Pero tengo que confesar que no hay nada que más disfrute que llegar a casa de mi Madre, y ver que me ha hecho algo que me gusta mucho, solo el pensar que su mejor intención y todo el amor del mundo está en ese cazuela, mis sentidos se disparan y mi estomago hace reverencia y se pone de rodillas ante ella.
Ahora a mis 38 años y camino de ser Mamá, estoy en una fase de reflexión en general, y de darme cuenta de muchas cosas, valorar lo bueno que tengo, soltar lo que ya no me lleva a ningún sitio, me he replanteado el valor de la familia, pero lo que jamás dudo, es que si naciera una y mil veces, mi madre estaría siempre conmigo.
Espero el día que pueda mirar a mi hij@ a los ojos trasmitirle todo lo que ella hace conmigo, ser valiente ante las dificultades aunque por dentro me pueda el miedo. Enseñarle que todo es posible si de verdad se desea. Enseñarle la importancia de los abrazos, besos, las caricias y el te quiero como ella a día de hoy todavía hace conmigo.
Y compartir largas mañanas y tardes entre los fogones hablando, riendo, llorando, contándome sus primeras experiencias, decepciones, cambios,… En definitiva, sentir siempre a su madre, con respeto pero cercana , escuchándome recordarle que pase lo que pase, siempre estaré ahí, como ella hace conmigo.
Querida Mama , tendrán que pasar mil años para agradecerte la vida, el amor y la ilusión con la que me has enseñado a vivir la vida.
Querida Beatriz , eres magia y por ello Te quiero.
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